Muy aparte de que muchos que lo ven no se saben el himno nacional, que lo usan de excusa para reunirse a tomar, que se les paga mejor que a otros deportistas que traen medallas; la verdad es que da verguenza saber que nuestra selección ha perdido la oportunidad de ir a los últimos 8 mundiales. Este deporte tan popular en nuestro país ha fungido de placebo social hasta que los empates y las malas jugadas se acumulaban a partidos perdidos.

Pero la gente celebra, grita, aplaude, hace colas y sueñan. Son "jugadores novatos" dicen cuando se supone que son la selección nacional, profesionales bien pagados, con técnicos experimentados y cuando no empatan, pierden. Se les perdona de todo con mil excusas, pero igual se les paga... criticamos las huelgas de profesores, médicos, a los políticos, pero con los futbolistas no te metas aún cuando hacen las cosas mal, porque te metes con la camiseta, con la bandera, con el país.

"Si la hacemos"

Una de las cosas que extraño de la televisión son los escandalosos destapes de Magaly Medina cuando encontraba a los futbolistas bebiendo, metiendose a discotecas y hoteles con "bailarinas", celebrando antes de los partidos. Coincido con todo aquel que diga que meterse en la vida privada es algo despreciable, pero por más de 10 años se ha visto cómo buenos futbolistas despilfarraban su tiempo y dinero, malogrando la imagen nacional y de las marcas que representaban, mientras que otros deportistas debían luchar y ganar varias medallas antes de tener el apoyo que ellos.

Durante años se ha visto entrevistas en que la típica pregunta era "¿La hacemos?" y el entrenador técnico decía "sí, con un poco de esfuerzo". Entonces comenzaban las sumas, mismo alumno que ha jalado la mitad del año a ver con cuánto pasa, calculando, especulando, cruzando los dedos, pero con tendencia a los empates. Se culpa la mala dirección pero cuando hablamos del desempeño de los chicos, saltan los comentaristas a echarles flores, a calificar con grandes palabras lo que es mediocre, a recordar lo importante de gritar GOOOOOOOL aunque se vaya perdiendo.

"No critiquemos, sigamos soñando, no desalientes a los demás, ponte la camiseta, grita con garra..." ♪♫ pero nada de eso nos lleva al mundial, ni cuando jugamos en cancha propia, ni al seleccionar los goleadores que se lucen en el extranjero u obteniendo ventaja por altura. La fórmula no funciona ni siquiera cuando los medios nos crean héroes y los llenan de nombres como "los 4 fantásticos" (Vargas, Pizarro, Guerrero y Farfán).

Sin goles, sin triunfos, sin hechos

Bien lo decía Vïctor Reyes Parra, periodista de RPP, que "la ilusión y la pasión del hincha muchas veces impide ver" la realidad, los errores, las faltas, el pobre desempeño, el no darle su lugar correcto a cada jugador, el poco trabajo en equipo, no saber armar jugadas. Juan Carlos Ortecho, periodista de Perú21 también se lo ha preguntado: "¿De qué nos sirve esa fidelidad a la iglesia del fútbol arte?", además de criticar los comentarios racistas, calumnias y acoso que realizan ciertos diarios.

Este deporte se volvió una caricatura, una exageración sin sentido, un motivo para el rezo popular a los santos milagrosos del último momento, un seudo desfogue de los problemas, un capricho personal para lucirse en vez de jugar en equipo, lleno de palabras elocuentes como épico, emocionante, darlo todo, magnífico y destacable, pero con un desempeño tan pobre como los comentarios de nuestros congresistas. Este ya no es un deporte, es un circo romano otra vez, es tosco y sin técnica, una pelea de barrio, un chiste del día o la idea para un meme, una calle más donde hay que ahombrarse y lucirse, es más chacra que fútbol. Y si no pasamos, será para la próxima pues, pero no es pesimismo ¿no?