Resultará un sin sentido para muchos pues en una ciudad cuyas luces no se apagan y que permanece nublada por la humedad de su cercanía al mar, parece ilógico dedicarse a la observación celestial y menos aún sin telescopio. Sin embargo, las noches de verano y cuando los vientos se inquietan en el cielo, los techos de Lima se convierten en observatorios.

Levantar la vista es sencillo: mirando hacia el mar (este), con la Antártida a la izquierda (sur) y el Ártico hacia la derecha (norte). Personalmente guardo un record de avistamiento de 62 estrellas desde el techo de mi casa de dos pisos a la 1 de la madrugada en Lince; pero esto no sería posible sin las condiciones meteorológicas mencionadas, mis lentes y un conocimiento previo: las tres Marías.

De Orión y otros mitos

Lo más sencillo es iniciar con las Tres Marías, 3 estrellas alineadas en diagonal (de izq. superior a der. inferior), muy conocidas por ser medianamente visibles en nuestro cielo. Estas son en realidad el cinturón de Orión, que representan al mítico cazador griego. Es curioso que la constelación de Orión fuera usada por los egipcios para representar a  Osiris, motivo por el cual se alinean con las pirámides de Guiza.

Isis, la deidad egipcia, está siempre cerca de su esposo, al igual que los perros de caza de su amo Orión. Sirius, es la estrella más brillante de la noche y el nombre que tomó J.K.Rowling para el padrino de Harry Potter. Sirius, que conforma la constelación del can mayor (alineada a izq. superior), está alineada directamente con el cinturón, como si formara un camino celestial. El can menor, por otro lado, se coloca en el plano opuesto (der. superior).

Es divertido saber el nombre de las demás estrellas que conforman las constelaciones, sobre todo para reconocerlas por su tipo como Bellatrix (la estrella amazona "guerrera",  que es una super gigante azul y la prima de Sirius Black, o Betelgeuse, una gigante roja, de donde tomaron el nombre para un personaje de Tim Burton. También el encontrarles formas como hexágonos o incluso triángulos.

El universo a la vista

No muy lejos, hacia el noreste del Can Mayor, aparece un barco de velas grandes que representa a Argos, el navío de los Argonautas (dividido en vela, popa y quilla) y coronándolo, más al este, la Cruz del sur. Entre el Argos, Orión y el Can Mayor se encuentran apenas visibles la apacible Paloma (Columba) y la escurridiza Liebre (Lepus).

Bajo Orión, siempre visible y con un tono anaranjado intenso, aparece en el horizonte Aldebarán, señor de la constelación de Tauro. No muy lejos, al oeste del can menor, están Cástor y Pollux, los mellizos hijos de Zeus y hermanos de Helena de Troya, formando la constelación de Géminis.
La constelación Auriga, el cochero esclavo de los romanos, se hacia el oeste, separando a Tauro y Géminis, mientras que el Monoceros (Unicornio) cabalga detrás de Orión y nos separa de la Hidra.

Estas y otras estrellas se encuentran siempre sobre nosotros (Lima) sin variar y son observables a ojo desnudo (simple vista) para todo aquel curioso que desee tomarse un par de minutos mirando el firmamento de noche. Hacerlo, nos abre un mundo nuevo para interpretar la vida, las tradiciones, la literatura y cómo no, nuestro futuro.