Hace un año atrás, cuando se anunció la presentación de la película de "Animales Fantásticos" y la web de Pottermore seguía filtrando información de varios personajes y locaciones del mundo mágico, muchos lectores de Rowling sospechamos que podría sucederle lo mismo que a tantos otros escritores: caer en las garras de las editoriales que desearan continuaciones innecesarias.

Y sucedió el horror. A pesar de lo cual no parece nada sorprendente en esta época llena de secuelas donde las franquicias valen tanto que no parecen terminar: Rocky, Jason Bourne, 007, Godzilla, Saint Seiya,Dragon Ball, Naruto/Boruto, La Rueda del tiempo, etc. El costo de reusar estas oportunidades comerciales es alto, como se ve en el caso de J.R.R. Tolkien:C.S. Lewis le ganó en vender las historias de fantasía con temática teológica(Narnia), sus cuentos fueron publicados antes que su joya principal, su saga más conocida (ESdlA) terminó dividida en tres partes y debió dejar en manos desu hijo la edición de "El Silmarillion".

Antecedentes

Sir Arthur Conan Doyle sufrió lo mismo. Estaba harto deescribir novelas detectivescas que estaban de moda pero desde sus vecinos hasta su familia (y la mismísima reina) le pedían que reviviera al detective de la calle Baker. Sus otros libros no tenían grandes ventas ni respuestas, nisiquiera "El mundo perdido" remeció tanto en su tiempo. Con muchaincomodidad tuvo que volver a escribir de Sherlock y darle sentido a su reaparición, pero modificando un poco la lógica de su novela: el doctor Watsonse dedicaría a ordenar sus casos y recordar viejas historias, pues no podía pasarse sin ejercer su profesión ni su vida marital.

Muchos escritores famosos han tenido un periodo explosivo decreación de meses, a lo que le sucede mejores obras que toman entre 5 a 10 añosde producción. Ese periodo explosivo es bien aprovechado por las editorialesque presionan a los autores a que produzcan solo lo que genera más réditos conla excusa de que es lo que el público solicita. Alejandro Dumas, por nombrar unejemplo, publicó sus obras más famosas casi seguidas: "Los tres mosqueteros" (1944), "El conde de Montecristo" (1945),"Veinte años después" (1945) y "El Vizconde de Bragelonne"(1848), lo que no dio oportunidad de valoración a sus novelas históricas, deterror, cuentos y demás.

Casos como los de García Márquez y Vargas Llosa se puede apreciar que aprovecharon mejor ese boom de fama y producción literaria, publicando todo tipo de textos (cuentos, reportajes, crónicas, entrevistas, memorias, ensayos, reportajes, obras de teatro) que por llevar su apellido lograban buenas ventas aunque no son tan extraordinarios en sí. Otro caso es el de Isaac Asimov que publicó diferentes novelas para vender de manera pareja sus obras: la saga de Fundación, las historias de robots y los viajes espaciales se intercalan y distancian algunos años entre ellas. 

El niño maldito

El ciclo se había cerrado, la historia había llegado a su fin, los secretos se habían revelado y entendido, pero una obra de teatro originó la maldición del octavo libro de HarryPotter. Nadie se sorprendió que la serie de Cormoran Strike y "Una vacante imprevista" de J.K. Rowling no lograra la aceptación que tuvo la saga del "mago que vivió". Ventas no faltaron, pedidos de millones antes de su lanzamiento, pero todo quedó ahí.

Ahora, el dinero impulsa una nueva aventura y la trama continua desde la visión del hijo menor de los Potter, acompañado por el hijo de los Malfoy en busca del pasado, con las mismas pociones, los mismos hechizos y personajes que deberían permanecer muertos (y sin hijos). Se ha insertado la idea de líneas de tiempo paralelas, como si fuera un fanfic. De lejos hay una mala apariencia de este guión adaptado de teatro, sólo queda esperar a ver los resultados y cruzar los dedos para que la franquicia no termine como muchas otras.